Todos los platos figurarán con su precio; he aquí una diferencia entre la carta y el menú. Otra diferencia es que la carta ofrece una mayor elección de platos en cuanto a gustos, necesidades y economía.
Hoy en día la tendencia de las cartas es hacerlas más reducidas para que haya mayor comodidad en su lectura, que al cliente no le cueste leer por haber muchos platos y nombres rimbombantes.
La carta estará compuesta por un par de hojas incluso tres, destacando en las zonas más vistosas los platos que mas nos interesa vender, mientras en las zonas bajas o "frías" pondremos los platos que menos nos interesan.
Una carta suele dividirse en los siguientes grupos:
- Entrantes fríos y caliente, los cuales serán consumidos como primer plato.
- Caldos, sopas, cremas y consomes.
- Verduras y ensaladas.
- Pastas, huevos y arroces.
- Pescados y mariscos.
- Carnes.
- Postres: Se incluyen especialidades como helados, frutas y pastelería.
Últimamente se tiende a elaborar cartas con un número limitado por serie, dependiendo del volumen de la actividad del establecimiento así como de su posibilidad de renovación de platos.
Otros condicionantes destacables son:
- La capacidad de compra y almacenamiento.
- Características de la cocina y la brigada.
- Al tener una carta reducida se podrá mimar más los platos, jugando con distintas guarniciones y salsas.
Una carta muy extensa además de dificultar su lectura, despista al cliente alargando el tiempo de elección de ahí que el numero de platos en una carta normal pueda situarse entre 25 y 40 divididos entre entrante, pescado, carnes, postres y sugerencias.
Una carta simplificada ofrecería cuatro series con un total de unas 30 especialidades.
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